jueves, 11 de noviembre de 2010

Batallas incoherentes.

Aquellas que no te pertenecen. Aquellas que perdiste hace tiempo. Aquellas que sin embargo no puedes evitar continuar. Sí, son las llamadas luchas absurdas.
Somos incapaces de dejarlas a un lado, cuando de sobra sabemos que hemos de hacerlo. Que desgastan mucho, pero es lo que nos hace estar vivos a la vez. Bonita contradicción. Seríamos incapaces de vivir sin esas luchas que nos matan. Amores perdidos lo llaman algunos. Perdidos pero no olvidados.
Cada cual tiene el suyo, y yo ya no se ni por cual decantarme. ¿Cual es el amor inolvidable? ¿Aquel que nos da el cariño de cuando éramos pequeños? ¿O aquel que nos da la pasión de cuando nos hacemos mayores con el paso del tiempo? ¿Aquellos que nos enseñan que aunque las agujas del reloj continúen su camino seguiremos siendo los mismos, que tan solo cambiamos en pequeños rasgos de nuestra vida, pero que en la esencia somos igual que antes? ¿ O los que nos revolucionan y hacen cambiar nuestros principios?
¿Los que llevamos años  batallando? ¿O los que hacen que dejemos de lado la batalla de antaño? ¿Los que perduran o los que rompen el esquema de lo perdurado?
No lo preguntes, no es eficaz hacer preguntas incontestables y menos sobre luchas absurdas, amores perdidos, pensamientos llenos de insignificantes palabras, lo que llevan a una paradoja, un pensamiento vacío. Y solo cuando te des cuenta de lo vacío que está tendrás la oportunidad de llenarlo de nuevo, mientras sigas creyendo que está lleno no tendrás oportunidad de ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario