lunes, 29 de noviembre de 2010

Tiempo.

Dame un día, no hacen falta las 24 horas enteras si quieres, dame tan solo una tarde, no, con una hora solo me basta.
Accede y dame la hora. Si quieres ponemos reglas. Distancia de seguridad cara a cara. Prohibido besos. y Respeto, sobre todo respeto.
En esa hora seguiré las reglas a raja tabla, no obstante, te convenceré de quién soy, y de la falta que te hago, de lo que serías capaz de hacer por mi, de que con tan solo mirarme te pones nervioso, de que cuando hay silencio entre nosotros es la única vez que no es incomodo, es especial, es único.
De que mueres por mi, de que recordarás esta hora el resto de tu vida, porque lo importante es que sin haber pasado nada importante le darás la gran importancia que tiene.
Te darás cuenta de lo agusto que estás  a mi lado. De que se hacerte reír y que por muchas que puedan hacerlo quieres que sea yo la única que lo haga.
El movimiento de las agujas del reloj tendrás la sensación de que es más rápido que nunca. Te morirás por dentro por romper las reglas que interpusimos en un principio y querrás perderte en un beso conmigo pero te haré esperar, te haré esperar a los 61 minutos porque yo cumplo mi palabra y eso te gustará aún más...

Admitirás que estás enamorado de mí en el fondo, aunque yo lo supe desde el momento que accediste a darme una hora.

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