Vaya trayecto largo...pero para nada aburrido, cuando cogía el sueño derrepente el tren hacía un movimiento brusco y la despertaba. No le dejaba estar ni un solo segundo descansando.
Ella como siempre sentada en su viejo asiento pegado a la ventana, que hacía tiempo dejó de mirar porque ya no le interesaba lo que pasase o hubiese pasado fuera de ese tren, ya le interesaba tan solo lo de dentro, lo de ella. Egoísta quizás.. pero ya se lo dijeron alguna vez. En esta vida has de ser un poco egoísta sino no llegarás a ningún lado.
Y resultó que como no le interesaba lo de fuera, lo de fuera se convirtió en lo de dentro.Quien se fue y le dejó sola y aburrida en el tren resultó tener que coger de nuevo esa linea para su nuevo trayecto. Y quien le dio fuego una vez y no se montó con ella más adelante se lo encontró en el vagón restaurante.
Tenía momentos de charlas, tenía momentos de descanso tomándose un café y tenía momentos divertidos en los que para pasar el rato jugaba a las cartas.
Pero esto no hizo más que confundirla, no saber que era lo de dentro y lo de fuera. Lo que pertenecía a su vida y lo que no pertenecía. Quería dejarlo claro, pero no podía, no le dejaban. Y se le ocurrió una única solución. Y gritó
- Quien no tenga billete, que se baje!
Si querían viajar en el tren, qué mínimo que pagar el precio y no colarse parada si parada no...
Un viaje en tren puede ser monótono, aburrido, desesperante... Puedes bajar la mampara que permite ver el paisaje para cerrar los ojos, soñar o simplemente descansar. Dentro de tu vagón habrá multitud de curiosidades, algunas inquietantes, otras no tanto, más y menos importantes, pero de un momento a otro te acaban por aburrir, incluso a descentrar y vuelves a levantar la mampara pidiendo ver otra vez ese paisaje, ese entorno que de verdad te hace sentir un ser social.
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